martes, 24 de febrero de 2009

DIOS HABITA EN EL CEREBRO





Hallazgos neurocientíficos explican por qué el hombre se refugia en las religiones.


El Dios de Abraham era justo, inapelable, incorruptible, trascendente, omnisciente, omnipotente, omnipresente y omnibenevolente. El cristianismo antiguo se centró en la pericoresis o fusión de tres personas en una sola entidad divina. Para la vía negativa de Maimónides sólo nos es dado discutir sobre lo que Dios no es. El Todo de los herméticos es más complicado que la suma de cuanto existe, y el Buda puso el énfasis en la liberación del sufrimiento en la tierra. Vista así, la religión tiene poco de universal.Pero los experimentos han hecho aflorar una capa subyacente más simple. Por ejemplo, los psicólogos cuentan a grupos de voluntarios una historia en la que Dios atiende a cinco problemas a la vez. Los creyentes de cualquier confesión monoteísta aceptan la narración con naturalidad, puesto que Dios tiene sobrados poderes cognitivos para ello. Pero si se les pide recordar la historia un rato después, casi todos cuentan que Dios atiende los cinco problemas uno por uno: su subconsciente ha humanizado al omnipotente Dios de la doctrina.
La investigación reciente en psicología cognitiva, neurobiología y antropología cultural ha revelado que la mayoría de los creyentes, sea cual sea su culto, tienen interiorizado un modelo extremadamente antropocéntrico de Dios. No sólo posee una figura humana, sino que utiliza los mismos procesos de percepción, razonamiento y motivación que las personas. Las creencias explícitas sobre la divinidad son muy distintas entre religiones, pero los supuestos tácitos son casi idénticos en la mayoría de las personas.
La característica central de cualquier religión es un núcleo de creencias sobre agentes no físicos. Este tipo de "conceptos sobrenaturales" -que también aparecen en la fantasía, los sueños y las supersticiones- está muy condicionado por nuestro conocimiento del mundo real. Un espíritu es un tipo de persona, sólo que atraviesa paredes. Dios comparte esas limitaciones dentro de la cabeza de los creyentes.
Más en general, las creencias subconscientes de la gente religiosa de cualquier credo son extraordinariamente parecidas: los agentes sobrenaturales ejercen una vigilancia permanente del comportamiento moral de la persona, con acceso instantáneo a sus pensamientos y deseos más íntimos. Los creyentes de cualquier culto también albergan creencias sobre la existencia y las propiedades de esos agentes sobrenaturales, y suelen guardar símbolos o amuletos que los representan, y celebrar rituales en su nombre. Cada grupo social suele atribuir a esos agentes su sistema moral, y su propia cohesión social.
Los científicos cognitivos han reunido muchas evidencias de que esta especie de religión natural se enraíza en cualidades humanas universales -como la capacidad para simular relaciones con personajes ficticios- que no son específicas de la experiencia religiosa, sino una consecuencia de tener el cerebro más desarrollado, y las estructuras sociales más complejas y estables, que han evolucionado en ninguna especie animal de este planeta.
"El pensamiento y el comportamiento religioso pueden considerarse parte de las capacidades naturales humanas, como la música, los sistemas políticos, las relaciones familiares o las coaliciones étnicas", dice Pascal Boyer, de la Universidad de Washington en Saint Louis. Boyer ha publicado en el último año dos trabajos de referencia sobre la evolución cognitiva de la religión (Nature 455:1038; Annual Review of Anthropology 37:111).
El filósofo Daniel Dennett sostiene que los cerebros animales han evolucionado a través de tres fases. El comportamiento de las criaturas darwinianas está determinado genéticamente. Las criaturas skinnerianas (por el psicólogo conductista norteamericano B. F. Skinner) disponen de una gama de comportamientos, pero despliegan uno u otro al azar. Los humanos somos criaturas popperianas (por el filósofo de la ciencia Karl Popper). Una criatura popperiana hace lo mismo que una criatura skinneriana, pero sólo dentro de su propia cabeza, como una serie de simulaciones mentales.
El ingeniero de la Universidad de Michigan John Holland, padre de los algoritmos genéticos, asegura que "la verdadera esencia de una ventaja competitiva, sea en el ajedrez o en la actividad económica, es el descubrimiento y la ejecución de jugadas en un escenario ficticio". Y entre las principales jugadas que tenemos que simular los humanos, desde la más tierna edad, están las situaciones sociales ficticias.
"Todos los niños entablan relaciones sociales importantes y duraderas con personajes de ficción, amigos imaginarios, familiares desaparecidos, héroes invisibles, novios figurados...", dice Boyer. La práctica constante con ese tipo de "agentes no físicos", de hecho, puede explicar parte de la extraordinaria destreza social de nuestra especie, muy superior a la de los demás primates. Y desde ahí, el científico de Washington sólo ve un pequeño paso hasta otros "agentes no físicos" como espíritus, dioses y demonios, "intangibles pero implicados socialmente".
Los agentes sobrenaturales son a menudo la fuente de la moral para las personas religiosas, y también sus vigilantes omniscientes, esto es, que basta con pensar en algo pecaminoso para que se den por enterados. Ésta es otra de las creencias más generales entre los fieles de cualquier culto.
La psicología experimental indica, sin embargo, que los niños comprenden los imperativos morales básicos, como los relativos al trato justo y al daño a sus semejantes, desde que están en edad preescolar. Eso es antes de que puedan comprender esos conceptos abstractos y con independencia del entorno religioso en que se obtengan los datos. La neurobiología, por otro lado, ha revelado nexos muy relevantes entre los juicios morales y algunas de las emociones humanas más básicas y universales.
Uno de los nodos centrales de la red emocional del cerebro es el córtex prefrontal ventromedial (VMPC).
Los pacientes que tienen destruida esa zona del córtex muestran una disminución general en su capacidad de respuesta emocional y una marcada reducción de las emociones sociales -como la compasión, la vergüenza y la culpa que están estrechamente relacionadas con los valores morales-.
El VMPC es muy conocido por los neurólogos desde el 13 de septiembre 1848, cuando una explosión accidental disparó una barra de hierro de un metro de largo y seis kilos de peso exactamente hacia esa zona del cerebro de Phineas Gage, el capataz de una cuadrilla de trabajadores del ferrocarril. Sobrevivió, y sin daños en la capacidad del lenguaje ni en otras funciones intelectuales. Pero como dijo poco después un amigo suyo: "Este hombre ya no es Phineas Gage".
Todos los graves defectos que muestran estos pacientes se refieren a la respuesta a los estímulos emocionales o a la regulación de los propios sentimientos. Sus capacidades de la inteligencia general, de razonamiento lógico y de conocimiento de las normas sociales y morales están intactas.
Según el neurólogo Antonio Damasio, premio Príncipe de Asturias, muchas reacciones morales aversivas son una combinación del visceral rechazo a ciertos actos (matar a alguien, por ejemplo) y de la compasión instintiva por otro ser humano. Damasio cree que las emociones no sólo se asocian a los juicios morales, sino que son cruciales para elaborarlos.
"Aunque los creyentes suelen atribuir su moralidad a un agente sobrenatural", dice Boyer, "los modelos cognitivos indican todo lo contrario: que nuestros sentimientos morales son reclutados para dar verosimilitud a las nociones morales de la religión".
Los ritos religiosos también parecen muy distintos entre unas culturas y otras, pero todos pertenecen a una clase de "comportamientos rituales" constantes en la especie humana. Los ritos se basan siempre en alguna secuencia de actos arbitraria, obligatoria, ejecutada en un orden rígido, desligada de un objetivo práctico obvio y repetida muchas veces. También implican a menudo el uso de números, colores llamativos y símbolos de la pureza, el orden o la simetría.
Nuevamente, estos comportamientos rituales son un tema común en el desarrollo infantil: por ejemplo, cuando un niño sólo puede andar por la acera pisando las baldosas rojas, o tiene que subir el primer peldaño de su portal antes de que se cierre la puerta de la calle. Los niños suelen asociar estos rituales a unas vagas nociones de purificación y protección del peligro. Cuando estos sistemas se pasan de revoluciones, ocurren los trastornos obsesivo-compulsivos.
"Sabemos que el cerebro humano tiene redes de seguridad y precaución dedicadas a prevenir peligros como la predación", dice Boyer. "Las aserciones religiosas sobre la pureza, la suciedad y el peligro oculto de los demonios al acecho estimulan esos mismos sistemas, y hacen que las precauciones rituales resulten intuitivamente atractivas".
La crítica científica de la religión se ha centrado hasta ahora en argumentos racionales. El astrofísico Carl Sagan, por ejemplo, escribió: "¿Cómo es que apenas ninguna religión ha mirado a la ciencia y ha concluido: '¡Esto es mejor que lo nuestro! El universo es mucho mayor de lo que dijeron nuestros profetas, más sutil y elegante?".
"Hay quien tiene un concepto tan amplio de Dios que no hay forma de evitar que lo acabe encontrando en cualquier parte", afirma Steven Weinberg, físico teórico y premio Nobel. "Si quieres decir que Dios es energía, lo puedes hallar en un montón de carbón".


El diseñador inteligente



La campaña "Probablemente, Dios no existe de los autobuses" se gestó en Londres en el pasado otoño, y uno de sus grandes promotores fue el biólogo Richard Dawkins (Universidad de Oxford). Él es, posiblemente, el autor de divulgación más popular de los últimos 30 años, pero su gran éxito editorial no es un libro de ciencia sino de religión: El espejismo de Dios, publicado en 2006 y traducido a 31 idiomas.
En los años ochenta, Dawkins aplicó las ideas de la selección natural darwiniana a la propagación de los modelos culturales. Las ideas serían memes (en vez de genes) que se replicarían de boca en boca y competirían entre sí por el éxito reproductivo. Las ideas religiosas, que por definición no deben demostrarse, serían memes de alta propagación.
Dawkins, como otros científicos, también desarrolla en El espejismo de Dios una refutación racional de la teología natural. Esta corriente teológica, que sedujo tanto a Darwin como al propio Dawkins en la juventud de ambos, deduce la existencia de Dios a partir de la complejidad de sus criaturas, y sigue siendo el gran argumento detrás del diseñador inteligente del creacionismo norteamericano. Pero un diseñador inteligente, aduce Dawkins, debe ser aún más complejo que las criaturas a las que pretende dar explicación, luego no les da ninguna.
Son argumentos más bien abstractos. La escuela evolucionista que representa Pascal Boyer, por el contrario, ha presentado evidencias de que el pensamiento religioso es la "línea de menor resistencia" de nuestro sistema cognitivo. "La incredulidad suele ser el resultado de un esfuerzo racional deliberado contra nuestras predisposiciones naturales", concluye Pascal en Nature, "lo que no es la ideología más fácil de propagar, precisamente".




sábado, 21 de febrero de 2009

De la filosofía del sacrificio a la filosofía de la eficacia



“Como yo sufrí,
los demás también tienen que sufrir
para que sepan lo que es bueno”
Un paciente.
El ser humano tiende a justificar sus circunstancias por orgullo. Es tendencia natural querer imponer la propia realidad como la más válida sino la única. El paciente de la cita que encabeza este capítulo, considera que como él sufrió en la vida, tiene derecho a hacer sufrir a los demás o por lo menos a desear que también sufran. ¡Qué daría por leer un sistema de pensamiento en el que no se asomara por ningún lado una justificación conveniente a la coyuntura de su creador!Como hijo que soy de padres italianos emigrados hacia “El sueño Americano” después de la segunda guerra, sé lo que es la “filosofía del sacrificio”. Criados en la incertidumbre de una Europa convulsionada por los conflictos armados, la generación de mis padres tuvo que refugiarse en la filosofía del sacrificio como justificativo de su situación. Ellos compusieron la máxima: «El sacrificio dignifica al hombre»El pasado próximo y el futuro inmediato se les presentaban como una eterna carrera de obstáculos. Su día a día estaba lleno de miserias, de esfuerzos, de privaciones y nada mejor que ciertos pasajes bíblicos sobre «la preferencia que el reino celestial tiene hacia los desposeídos» para justificar su destino.No tolerar su realidad los habría enloquecido,
la filosofía del sacrificio como forma sublime del vivir, fue su salvación. Así, al jornalero que trabajaba de sol a sol, sin esperanza de mejorar su realidad cotidiana, no le quedó otra alternativa que convencer a su esposa e hijos a resignarse bajo la justificación de que lo ganado con el sudor de la frente, aunque no fuera suficiente, debía de llenar los estómagos, la comida faltante debía ser reemplazada por el orgullo de ser hombres sufridos. «Lo que se gana con sacrificio es más valioso», con frases como ésta, más de una vez, se pretendió saciar el hambre de la familia, intentando llenar con palabras las ansias que la escasa comida nunca saciaba del todo. «Nada más infame que un banquete de ricos...lo dicen las escrituras: Tantos ricos irán al cielo como camellos...»Así el pobre soportó su pobreza (¿qué más le quedaba?). Pero el vano orgullo nunca llenaría los estómagos.La filosofía del sacrificio volvió sospechoso a todo ser afortunado, siendo igual si la fortuna en cuestión era fruto del ingenio y la eficacia o de la corrupción y el juego. Toda riqueza era de dudosa reputación. El mártir creó sus propios demonios: la buenaventura, el disfrute, el éxito, la riqueza, la placidez, la satisfacción.Estos indigentes de satisfacción erigieron sus propios dioses: el sacrificio, el sudor, la incomodidad, las causas perdidas, la pobreza, la marginalidad, la prisa, la insatisfacción, las obligaciones (increíble, pero en el siglo donde se terminó de abolir la esclavitud se enalteció el cumplimiento de obligaciones como sentido de la vida).Todo aquel que llegara a insinuar que las cosas pudieran ser más fáciles era tildado de anticristo y, de haber podido, lo habrían quemado en la hoguera. Por supuesto que esta filosofía fue secundada por los estados: un pueblo dispuesto a sacrificarse sin protestar era muy conveniente. La brecha generacional es una consecuencia inevitable de la evolución. Por brecha generacional se entiende las diferencias entre los “viejos” y los “jóvenes”. Pero creo que jamás estos contrastes han sido tan radicalmente opuestos como en este cambio de milenio. La filosofía del sacrificio ha sido sustituida por la filosofía de la eficacia: producir lo más rápido posible, gastando la menor cantidad de energía, es lo que dignifica al hombre moderno. El mártir pasará a ser un antisocial.Ya no se trata de cuánto se sacrifique alguien para hacer algo, sino de cuánto disfrute haciéndolo, los héroes han sufrido una metamorfosis de los valores. El que se sacrifica al hacer algo peca de no saber cómo hacer lo mismo placenteramente.Ser un hombre en el mundo implica vivir en la época que le toca vivir. Pero, ¿qué pasa con los padres que han aprendido de sus padres la filosofía del sacrificio como un dogma de vida que deben transmitir a sus hijos? Hoy día, alguien educado en la filosofía del sacrificio ha sido educado para fracasar ante el proyecto social.En este período de transición entre dos filosofías, el DDI es más poderoso y sutil que nunca. La tecnología ha cambiado la noción del tiempo y el espacio, acortando las distancias y efectivizando el tiempo. El e-mail (que no teme tormentas, ni nevadas, ni ataques indios), sustituye a todas las lentas variantes del Pony Express. Las comunicaciones han unido al mundo. El ocio y el divertimiento han ganado un lugar nuevo en la historia, ahora son patrimonio de todos. Las horas de trabajo van en disminución porque no tiene sentido producir más de lo necesario.A pesar que paradójicamente el tiempo del planeta (en el sentido de su evolución hacia la muerte), esté acortándose por los contaminantes producidos por la civilización que se han sumado a las catástrofes naturales, el tiempo real de vida de cada persona, que es su única realidad, aumenta en potenciales satisfacciones y disminuye en miserias.El DDS es una filosofía para todos.
Disfrutar ya no es pecado. El nuevo Dios será un dios que se rebele al sufrimiento, la opresión, la injusticia y sobre todo al sacrificio. La filosofía actual pretende enarbolar una iconografía de héroes astutos, efectivos, ricos, conocedores y defensores de la ciencia, que no hablan de pueblos separados sino de humanidad unida, que proponen soluciones prácticas para mejoras universales. Los nuevos creyentes adorarán un Dios que reconozca que el mundo es digno de disfrutar. Un Dios que no ofrezca una incierta “vida eterna” sino una “buena vida” en esta tierra. Un Dios que reconozca nuestras virtudes, un Dios que realce la felicidad como modelo de dignidad, en lugar de las antiguas imágenes de mártires, en fin... ¡Un Dios más verosímil! Un Dios que aclare que el paraíso y el infierno no son un premio o un castigo póstumo sino, escogencias naturales del ser humano...en vida.

(Mario Fattorello. Manifiestos de Psiconomía 2004)


sábado, 14 de febrero de 2009

Nacido de la Ley y la Tentación


El DDI: Un recurso legal de la mente.


La prohibición aumenta el valor de lo prohibido. Esto genera dos efectos, uno consecuente del otro, en primera instancia resalta lo prohibido para que sea debidamente tomado en cuenta, y como consecuencia intensifica la tentación hacia lo vedado. Simultáneamente, el que recibe la prohibición, acepta de buena gana la revalorización de lo prohibido por dos razones básicas: si cayera en la tentación tendría la excusa de haber sucumbido (a pesar de sus esfuerzos) a la irresistible atracción del objeto prohibido; y si llegara a evadir la tentación, su narcisismo podría jactarse de la heroica batalla ganada por su autocontrol ante tan temible enemigo.La instauración de la ley invita a su infracción. De ahí el sentimiento popular de que todo lo prohibido es más tentador. Al iniciar una dieta se activa la gula. La prohibición que recae sobre la sexualidad infantil aumenta el interés morboso. El mito del Génesis ubica este fenómeno en los inicios de la humanidad: al prohibirle cosechar del árbol de la sabiduría, Dios llama la atención sobre el fruto prohibido instaurando la tentación. Sin la prohibición, lo más probable es que Eva no se hubiera dado cuenta del dichoso árbol. Al decir: “de esta agua no beberé” aparece la sed. Estos efectos dificultan la función primaria de la ley, que debiera estar al servicio de favorecer la relación del sujeto con el mundo, y por añadidura aumentan el conflicto interno del sujeto. Las prohibiciones y sus consecuencias tentadoras son un obstáculo para la civilización, a la mente (en evolución) no le queda de otra que buscar formas de adaptación a este fenómeno, uno de esos intentos de conciliación entre el deseo interno y la ley externa es un recurso legal mental que en Psiconomía denominamos: DDI.
(Mario Fattorello, Manifiestos de Psiconomía)

LA DISTIMIA YA ES HISTORIA

Del DDI al DDS / Mario Fattorello

Escrito en el lenguaje más divulgativo posible, para favorecer la lectura de los no especialistas, este libro descubre un nuevo sentido de los síntomas: el autosabotaje. Este autosabotaje es maniobrado por un mecanismo mental que denominamos DDI. El lector encontrará en este libro la información necesaria para comprender el funcionamiento del DDI y la orientación adecuada para curarlo.
¿A quién va dirigido este libro?
El espectro sintomático con que el DDI logra sabotear el disfrute de la vida cotidiana es incalculable: puede manifestarse como inseguridad, dudas paralizantes, dificultad para conciliar el sueño, ideas rumiantes, sentimientos de culpa exacerbados, fobias de toda índole, sensación de fracaso, irascibilidad, manías de tiempo, de limpieza y orden; en fin, un policromo discurso de quejas. Además se ha comprobado que ciertos padecimientos como la hipocondría, la distimia y la melancolía de larga data, son consecuencias del DDI.
Con lo dicho, el lector puede ir haciéndose una idea de si este libro le concierne o no. Pensándolo mejor, con una sintomatología tan variada es difícil especificar a quién NO va dirigido este libro.

EL INCONFORME SATISFECHO


(Extracto del libro “Del DDI al DDS”, Mario Fattorello)


“Dad a un hombre salud y metas para alcanzary no se detendrá a pensar si es o no feliz.”

Bernard Shaw


El hombre está destinado a no alcanzar su autorrealización. Más ambicioso que la vida misma, todo proyecto humano es truncado por la muerte. No pasa lo mismo con los deseos, todos ellos son realizables, menos uno: querer ser inmortal. El proyecto humano nunca se conforma, él es la vida misma y ésta siempre quiere más vida. El inconformismo es una condición propia del proyecto de vida. El inconformismo no pertenece al orden de los deseos; los deseos no se conforman, se satisfacen. Los deseos son la materia que compone el proyecto de vida.Frecuentemente se confunde la insatisfacción (perteneciente a los deseos) con la inconformidad (exclusiva del proyecto de vida).Al proclamar el inconformismo como la base del progreso, muchos justificaron sus quejas existenciales aludiendo que era imposiblesatisfacerse antes de alcanzar la autorrealización; en otras palabras, la satisfacción sólo sería posible al estar conforme, pero nadie puede realizarse completamente, sería como no tener más proyecto, no desear más nada, implicaría estar muerto o lo que es lo mismo: haber alcanzado la inmortalidad.Ser inconforme no implica estar insatisfecho, muy por el contrario, el inconformismo alimenta la vida con nuevos deseos y sus potenciales satisfacciones. Asimismo, estar conforme no implica sentirse satisfecho. La conformidad implicaría no-desear, por lo tanto, sería insatisfactoria. Luego, la satisfacción es consecuencia de la inconformidad.El inconforme puede ir disfrutando los deseos alcanzados como premios cotidianos a la perseverancia. La satisfacción es una parada reconstituyente en el largo camino de la inconformidad.En un sistema de coordenadas, el eje vertical (y) mediría los deseos y el eje horizontal (x) mediría el proyecto de vida. Mientras más inconforme y ambicioso sea el proyecto en el eje (x), mayor será el número de deseos a satisfacer en el eje (y).El deseo pertenece a la coordenada del espacio en presente, del aquí y ahora. El proyecto pertenece al porvenir,al futuro. A medida que el proyecto avanza, se van disfrutando más deseos. El deseo disfruta lo alcanzado; el proyecto busca qué alcanzar. El deseo se detiene a disfrutar; el proyecto está en constante progreso. El inconformismo es el motor de la vida, la satisfacción es su combustible.Son tantas las diferencias entre el deseo y el proyecto de vida que pareciera inexplicable que se confunda tanfrecuentemente la inconformidad con la insatisfacción. Esta confusión ha hecho mella hasta entre los estudiosos de la naturaleza humana. El Psicoanálisis mismo ha confundido varias veces estos términos.El proyecto de vida es una escalera. Los deseos son sus peldaños.La satisfacción orienta la trayectoria. Si los deseos son satisfechos, la escalera asciende; si son insatisfechos, la escalera desciende.La satisfacción no se contrapone a la inconformidad, al contrario, la alienta. La satisfacción es un cable a tierra que mantiene al ser humano conectado a la vida a pesar de saberse mortal, a pesar de saber que su autorrealización quedará inconclusa; ésta es la importancia de las satisfacciones cotidianas: otorgan las energías, el ánimo, el sentido para seguir apegados a la vida.Vivir en la filosofía del disfrute es lo contrario de estar conforme, es sentirse satisfecho de tener un ambicioso proyecto de vida.El ideal de la felicidad es llegar a ser un «inconforme satisfecho».

(Del DDI al DDS, Mario Fattorello, 2005-Comala.com)